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Poética de los Arquetipos del Symbolon

  • Foto del escritor: Teresa López Benítez
    Teresa López Benítez
  • 2 may 2020
  • 3 Min. de lectura

Los Arquetipos, esas entidades energéticas primigenias pertenecientes a lo más esencial del ser humano comunes en diversas culturas como universales ricos en significados, son verdaderos tesoros en nuestro inconsciente individual y colectivo en espera de ser rescatados por la consciencia. Este rescate se convierte a veces en una tarea ardua, si lo que deseamos es ver su impacto a nivel personal y vivencial desde una perspectiva individual.


Los Arquetipos navegan libres en un mundo oceánico y neptuniano y nos preguntamos como podemos acceder a su autentico significado. Por eso una de las muchas vías de conocimiento que existen se encuentra a través de la expresión artística, y en el seno de ésta a través de la poesía.


Observando nuestra carta natal traducida en Arquetipos podemos llegar a ellos primero identificando y reconociendo algún Arquetipo que nos llame la atención de forma especial, bien sea por su ubicación en la carta o bien porque parece que nos llame de alguna manera, por lo que podemos responder dejándonos sentir en su la plenitud de su belleza e ir expresando de forma poética las evocaciones que nos sugiera.


La persona interna nos hablará de mil y una forma. Por ello, meditemos en profundidad y establezcamos un hermoso dialogo con ella.


La exploración poética que propongo en éste escrito es sobre el Arquetipo "La Confesión ". Esta persona interna se encuentra gobernando mi Medio Cielo con una conjunción Saturno- Júpiter, uniendo esas dos energías en un crecimiento sostenido.

Según el Symbolon La Confesión representa un puente entre la subjetividad y la objetividad.


Otra lectura a nivel metafórico es el reconocimiento del destino ya que desprenderse de algo oculto a los ojos de los demás, se trate de un pecado o un error cometido , confesándolo hace que nos desprendamos de una capa del Ego y nos ayuda a alcanzar cierta grandeza del alma pues nos volvemos más coherentes con nosotros mismos en relación a la vida y ganamos en autenticidad y humildad.





La Confesión


Confieso que

como Pamina,

la hija de la Reina de la Noche,

nací del útero de la oscuridad

y fui secuestrada por Sarastro

el sumo sacerdote del templo de Isis y Osiris

para unirme en bodas con el sol.



Fue en la madrugada del día veinte,

caminaba bajo la soledad del cielo y las estrellas

junto a la luna irisada del alba,


y el sonido de la flauta mágica

me atravesó

a modo de bisturí


fisurándome entera

en dos mitades.


Lo presentí

y las miradas

se cruzaron

formando dos triángulos en movimiento


unidos

en aquella hora

-Sagrada Estrella de David-


hoy

Confieso

que la rabia y el dolor

se adueñaron de mí en el pasado

y me hice heridas de serpiente

en las entrañas,

y también confieso que causé daños a otros con furia

mientras creí estar ofreciéndoles amor.


lo Confieso


partida estaba,

y sin embargo

Ella y yo

eramos una.


A causa del dolor que me inflingí

hoy

me perdono y me libero

suelto los lazos que me atan a la pena y

a la culpa

y soy inocente.


Y cuánto me herí!


Por eso, dejo que la sangre color magenta

de la luna llena de primavera

sane ésta piel.


Como una cascada vieja me abandono a las rosas enfermas

que los pétalos hagan espigas y bucles de oro

señales de la cruz,

crucifijos amables

en éste Jueves Santo de Pasión.



Antes de la Victoria se enfureció el viento

soplando ávido en la noche,

estremeciendo las ventanas, las puertas,

y todo lo que a su paso rozaba,

el trueno, el relámpago

y Urano, el planeta eléctrico, se enroscaba en los cristales

aullando como un lobo desahuciado

acobardando el corazón.


Teresa López Benítez

Granada a 30 de Abril 2020










 
 
 

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